No sé que me pasa últimamente que no tengo inspiración para escribir. Me fascina escribir, pero no me llega la inspiración. Tantos temas hermosos y no tan hermosos que surgen en mi mente para poder dejar mis sentimientos expresados en tinta y papel, pero a la hora de la verdad, la musa inspiradora se fuga de mi mente, dejandome en la soledad extrema de mi poca creatividad. El amor es bello, pero ese tema cansa. El amor tiene tantas variaciones, que a veces no se me ocurre que escribir. Luego llega a mi mente el pensamiento de la soledad de mi existencia. Pienso dejar un legado de soledad para que las personas que sufren de esta maldita condición de vida puedan sentirse un poco identificados, y quizás, los ayude a escapar o a buscar algún refugio o alivio. Me gustaría poder ayudar a los solitarios, pero la realidad es que si no puedo escapar yo, ¿cómo voy a poder ayudar a escapar? Es entonces cuando me pongo a buscar desesparadamente entre los recovecos de mi mente loka una solución a mi tristeza, una esperanza para mi angustia, y lo que consigo encontrar es más y más soledad, en el que hundo mi cabeza a diario como un avestruz. Pero bueno, parece que perdí el hilo de lo que comencé a hablar. Me gustaría poder expresar mis sentimientos, mis penas, mis tristezas y mis angustias y gritarlos a los cuatro vientos. Pero no me sale...
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